Episodio 1: Carta de Rose a Winifred
Bermothill, 5 de agosto 1976
Mi querida señorita Clarke,
Mi nombre es Rose Harrison. Tú no me conoces, pero yo te conozco a ti. Fui una querida amiga de tu abuela, Emma. La conocía como la palma de mi mano y compartimos algunos de nuestros mejores recuerdos juntas en la casa donde ahora vives. Solía caminar por la callecita que pasa por tu casa casi todos los días. A veces me quedaba un rato mirando la entrada, recordando nuestros lindos momentos juntas. La extraño profundamente.
Estuve cerca el día que te mudaste a la casa. Me recordaste a ella, tu parecido es innegable. Desde entonces te he visto recogiendo flores, caminando lento para mirar mariposas y mirando hacia el cielo sonriendo a los pájaros. Dios mío, te pareces tanto a ella.
Sin embargo, desde el invierno pasado ya no he podido salir. Me he enfermado. Pero no siento miedo, porque cuando llegue mi momento, volveré a encontrarme con mi querida Emma.
Es mi deseo que seas tú quien cuide de sus pertenencias más preciadas. No sería bueno que cayeran en las manos equivocadas. Creo que me entenderás.
Como puedes imaginar, estos son solo algunos de los objetos que atesoro de mi tiempo con ella. Pero creo que son suficientes por el momento. Después de todo, la belleza de la vida radica en tomarse el tiempo para apreciar los detalles lentamente y explorar al máximo lo que tenemos frente a nosotros. Muchas veces, hasta lo más evidente, se vuelve invisible.
Ahora, mi querida, es hora de que esta anciana descanse.
Afectuosamente,
Rose
Episodio 1: el diario de Emma, 1909
27 de junio de 1909
Es extraordinario cómo los pequeños detalles pueden cambiarlo todo. Hoy madre me mandó al mercado. Estaba soleado con una brisa fresca, así que invité a Rose. La tía Florence siempre nos dice que prestemos atención a nuestro entorno y observemos los pequeños detalles. Así que recogimos pequeñas flores silvestres, buscamos tréboles de cuatro hojas y saludamos a las mariquitas. En el puesto de granos, el Sr. Graven nos dio algunas nueces para el camino de regreso. Caminamos a lo largo del arroyo y nos sentamos por unos minutos con los ojos cerrados, escuchando la música del agua corriendo y el batir de las alas de los pájaros. Rose sumergió su mano en el agua y tomó una hermosa piedra redonda. La puso en mi cesta y dijo "petramentum cor". Por supuesto, no me sorprendieron estas palabras, yo misma he estado allí cuando la tía Florence nos las enseña, pero para esta, como siempre, tenía curiosidad sobre su significado.
Tomadas de la mano, dando vueltas y bailando, emprendimos la recta final a casa. 'Ojalá pudiera pasar todos los días así, Rose' le dije con una voz llena de pena. Ella me miró y volvió a decir 'Petramentum cor: esta piedra es una muestra de mi amistad y de todos estos recuerdos que ahora viven en tu corazón. Puedes ir a buscarlos en cualquier momento que los necesites. Recuerda las palabras de la tía Florence. Siempre que necesites poner la mesa, coloca flores y velas, y elige tu vajilla y mantel favoritos, como hace ella. Siempre que necesites sacudir, presta atención a las partículas de polvo que bailan en los rayos del sol. Siempre que necesites lavar, presta atención al sonido del agua y cómo se siente en tu piel y recordarás nuestro tiempo junto al arroyo. Y cuando necesites barrer, recuerda que eres mi bruja favorita.
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